P. Cuando las válvulas de retención de placa doble para material de acero inoxidable sean pasivas o activas - Formación de la capa pasiva

La resistencia inherente a la corrosión de los aceros inoxidables se deriva de la aleación del hierro base con cromo. La norma BS EN 10088-1 establece que un acero debe tener un mínimo de 10.5% (en peso) de cromo y un máximo de 1.2% de carbono para ser clasificado como 'inoxidable'.
 
Otros elementos de aleación como níquel, molibdeno, nitrógeno, titanio (o niobio) se agregan para formar las diferentes calidades. Estas adiciones se realizan para mejorar la resistencia a la corrosión 'básica' del acero, pero también pueden modificar útilmente otras propiedades, como la conformabilidad, la resistencia y la tenacidad criogénica.
 
La resistencia a la corrosión del acero inoxidable surge de una película de óxido 'pasiva', rica en cromo, que se forma de manera natural en la superficie del acero. Aunque extremadamente delgada, con un grosor de 1-5 nanómetros (es decir, 1-5 x 10-9 metros), esta película protectora es fuertemente adherente y químicamente estable (es decir, pasiva) en condiciones que proporcionan suficiente oxígeno a la superficie. Esta condición 'normal' es el estado pasivo.
 
La clave para la durabilidad de la resistencia a la corrosión de los aceros inoxidables es que si la película se daña, normalmente se reparará por sí misma (siempre que haya suficiente oxígeno disponible). Sin embargo, bajo ciertas condiciones, el estado pasivo puede descomponerse, lo que resulta en un ataque corrosivo. Si se daña, la película normalmente se reparará por sí misma. Si la película se destruye, se dice que la superficie está en estado activo.